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La Villa

La Villa Romana de l’Espelt es un yacimiento arqueológico con restos de una explotación agraria principalmente del s. II dC. A lo largo de distintas excavaciones, se han hallado las estructuras principales de la construcción, pinturas y mosaicos y un gran cantidad de objetos pertenecientes a la cultura romana, que actualmente se conservan en el Museo de la Piel de Igualada y Comarcal de l’Anoia. Se trata de la villa romana más relevante y bien conocida de la comarca de l’Anoia.

La estructura es de forma alargada en dirección este-oeste. La distribución de los espacios corresponde a la habitual en una villa o masía romana, es decir, una parte con la vivienda del propietario y su familia (pars urbana en latín), y la otra con la vivienda del masover (el masadero o encargado de la finca), los establos de los animales, graneros y almacenes, depósitos de agua, prensas, molinos de cereales y aceite, etc. (pars rustica).

Una única puerta de entrada, en la fachada principal, daba acceso a las fauces [1], o corredor, que estaba decorado con pinturas murales.

A la izquierda, estaban ubicados los dos aposentos nobles de la casa, también ricamente decorados con pinturas murales y mosaicos en los pavimentos.

En el oecus [2] el propietario recibía a las visitas y despachaba los asuntos económicos de la villa. Este aposento, finamente decorado, era la carta de presentación del estatus de la propiedad ante todos los forasteros.

El triclinio [3] era el comedor privado de la familia. Reclinados sobre 3 camas y alrededor de una mesa, miembros e invitados compartían la cena, la comida más importante del día.

Como la mayoría de villas, la de l’Espelt estaba orientada al sur y se organizaba en torno a un patio descubierto (atrium) [4] que servía de distribuidor de les distintas estancias.

3 habitaciones (cubiculae) [5] se situaban al norte de este patio. No disponían de ninguna ventana y se debían iluminar con luz artificial.

En el extremo este del atrium, se ubicaba la cocina (culina) [6], que tenía un fuego exterior y otro interior, más pequeño y de brasa, donde se terminaban las cocciones. Este espacio contaba con una salida al huerto y un almacén [7] al lado. También hay otros espacios de almacenaje en la parte oeste de la villa.

Canalizaciones de agua [8] y un depósito [9] aseguraban el abastecimiento de la casa durante todo el año.

Las casas romanas acomodadas disponían de un balneum, zona muy característica destinada no sólo a la higiene personal, sino tambien al goze y a las relaciones sociales. La Villa Romana de l’Espelt contaba con una natatio o piscina [10] en una de las salas más grandes. Se accedía a ella desde la sala fría, o frigidario (frigidarium) [10], que también tenía una pequeña piscina o alveus.

A continuación, hallamos las salas más calientes: el tepidario (tepidarium) [11] o sala templada, y el caldario (caldarium) [12]. Esta última, que podía llegar hasta los 50 º de temperatura, se calentaba gracias al aire caliente que circulaba internamente. Pilones para crear una cámara bajo el embaldosado, paredes dobles y un horno externo son los elementos imprescindibles de este sistema, llamado hipocausto (hypocauston) [12], utilizado tanto en las viviendas particulares como en los grandes baños públicos.

Durante los siglos IV y V, en un momento en que la villa incrementó su actividad productiva, esta zona termal se transformó en una instalación para prensar la uva.

Finales siglo II aC y mediados siglo I aC Precedentes romanorrepublicanos
Último cuarto del siglo I dC, alto imperio romano Fundación de la villa
Entre los años 230 y 250 máximo esplendor de la villa (siglo III dC)
En un momento indeterminado del siglo VI dC Abandono de la villa

Multimèdia

La Cuenca de Òdena en tiempos de los romanos

La Villa Romana de l’Espelt se encuentra en la cuenca de Òdena, una llanura de unos 100 km2, rodeada por la sierra de Rubió (N), el monte d’Aguilera (NE), la cumbre dels Tres Mollons (E), la sierra de Collbàs (SE), la Tossa (o cerro) de Montbui (SW) y el Pla de la Massa (NW).

En este territorio, se han loccalizado vestigios de dos villas más: la del Pla de la Torra (Santa Margarida de Montbui) y la del Vilar del Met (Vilanova del Camí), así como numerosos asentamientos menores directamente relacionados con la explotación agraria: silos, cabañas, establecimientos dedicados a la metalurgia y a la cerámica, y hornos, entre otros.

La conexión de l’Anoia con la amplia red viaria romana se hacía a través del ramal secundario procedente de Barcelona y que, vía Martorell, continuaba hacia Lérida y Zaragoza. El tejido interno de caminos de esta vía confluía en el centro de la cuenca de Òdena, en el vado del río Anoia. Posiblemente, ya era éste lugar de mercado en época ibérica, y en siglos posteriores daría lugar al nacimiento de Igualada.

La disposición de las villas y de estos enclaves auxiliares responde a la colonización romana del territorio, implantada para producir excedentes a gran escala y exportarlos a las ciudades de la costa catalana.
Los productos estrella eran el cereal, el vino y el aceite. Para conseguir una explotación intensiva, el territorio se dividía en centurias. Es lo que se conoce como centuriación (1 centuria = aprox. 50 hectáreas), que en la cuenca de Òdena fue liderada por las villas citadas y, supuestamente, por una cuarta, desconocida, que se hallaría cerca de la actual población de Jorba.

SIGARRA

Todas las haciendas tenían una población urbana de referencia. En la zona que hoy corresponde a la comarca de l’Anoia, este núcleo era, sin duda, la antigua Sigarra, es decir, la actual localidad de Prats de Rei, cuyos ricos vestigios se han hallado bajo tierra. La śigaŕa ibérica ya era un centro político y económico notable. Bajo el abrumador dominio romano, cuando otros lugares fueron destruidos o simplemente abandonados, Sigarra creció y se convirtió en municipio romano. Su estabilidad a lo largo del auge romano hasta finales del Imperio es una de las causas del esplendor de la Villa de l’Espelt durante los siglos II y III dC, así como de la remodelación que sufrió una parte importante de la vivienda entre los siglos IV y V con la instalación de una prensa para la uva.

Localización

Visita

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Os invitamos a disfrutar del yacimiento en una visita
libre, siguiendo el itinerario trazado a partir de los restos. Hay que evitar circular por el
interior del yacimiento y por encima de los muros.
Una actitud respetuosa contribuye a la
conservación del yacimiento y a convertir la visita en una
experiencia agradable.

La Villa Romana de l’Espelt (Òdena) fue declarada Bien cultural de interés nacional / Zona arqueológica en julio de 2015 por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya.

En este lugar, se ubicó un asentamiento iberorromano (s. II-I aC), y durante el primer tercio del s. I dC se construyó la villa. Fue abandonada en el siglo VI dC, y quedó sepultada durante siglos bajo tierras de cultivo.

Tanto si llegáis paseando como en coche hasta el barrio de l’Espelt, encontraréis señalizados los caminos que llevan hasta la villa. El acceso es fácil, pero no está adaptado para cochecitos ni sillas de ruedas. Os invitamos a disfrutar del yacimiento en una visita libre, siguiendo el itinerario trazado a partir de los restos. Hay que evitar circular por el interior del yacimiento y por encima de los muros.

Una actitud respetuosa contribuye a la conservación del yacimiento y a convertir la visita en una experiencia agradable.

El pueblo de Òdena os ofrece numerosas posibilidades de disfrutar de su historia, entorno natural y gastronomía. Está formado por núcleos, barrios, arrabales y masías, y rodeado de viñas, campos de cultivo y bosques. El paisaje está coronado por la montaña de Puig Aguilera. Òdena es un municipio situado en plena naturaleza, y resulta ideal para el turismo rural y los deportes de aventura y el senderismo. El paisaje, el entorno natural y la vida en el campo son, pues, algunos de sus alicientes turísticos, pero tambien lo son obras arquitectónicas como la ermita de Sant Miquel, la ermita de Sant Bernabé, la capilla de Sant Sebastià, la Villa Romana de l’Espelt o la Torre del Castell.

El interés turístico se complementa con las instalaciones del aeródromo de Igualada-Òdena, donde se celebra la Fira d’Aerosport en el mes de mayo; también son de gran interés turístico y gastronómico la Fira de La Vinyala (en septiembre) y la Fira dels Torrons (en enero).

CASTELL-D-ODENA
Uno de los atractivos turísticos de Òdena es su castillo, que forma parte de la ruta Anoia Tierra de Castillos.

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El paisaje y los caminos rurales del municipio son de gran belleza.

Cal-Pessetero

Se pueden observar los 10 ejemplares de árboles de interés local.

Llocsd-interes

Otros espacios turísticos de interés de Òdena.

Patrimoni-cultural

Mapa de Patrimonio Cultural y Natural del municipio.

 

Para concertar visitas ponganse en contacto con el Museo de la Piel de Igualada y Comarcal de l’Anoia:
Correo: m.igualada@diba.cat
Teléfono: +34 938 046 752

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